Visiones de Kioto

Prólogo

Mahiro adoraba su vida actual, aunque no siempre resultaba fácil. Hacía apenas dos semanas que había cambiado la relajada (no por ello menos asfixiante) vida de maiko1 por la elegante y ajetreada vida de una geiko2, pero no se arrepentía. Aun así, la vuelta a la okiya3 cada noche le resultaba, con diferencia, la peor parte de su nueva normalidad.

Lo sagrado puede llegar a resultar perturbador.

Kioto siempre ha sido conocida como la ciudad de las geishas4 y, aunque eso fuese cierto, su aspecto nunca dejaba de llamar la atención. Incluso en esos momentos, cuando caminaba con una inconsciente maestría sobre su enorme calzado, sentía las puntiagudas miradas de los transeúntes que se quedaban fascinados por su llamativa apariencia. Pocos se atrevían a acercarse, pero algunos (motivados sin duda por una larga noche de bares) lo hacían y ella les sonreía o posaba para sus fotos antes de continuar su camino.

Poco a poco, logró avanzar hasta que los farolillos y la puerta corrediza de su okiya3 se hicieron visibles. Continuó tambaleándose bajo la luz de los faroles estampados con el emblema de su Hanamachi5 hasta que, finalmente, pudo posar una mano sobre la puerta. Como si de algún remedio se tratase, todo su cuerpo se relajó al entrar en contacto con la madera. Un día más había acabado, solo tenía que entrar y relajarse mientras Hatsuyo la ayudaba a desvestirse para, por fin, poder rendirse al sueño sobre un cálido futón6.

O eso pensaba.

Antes de poder entrar, un nuevo ruido captó su atención, provocando que se girase sobresaltada.

—¿Hola? —preguntó al aire, pero solo los grillos respondieron.

Se dispuso a volver a entrar mientras luchaba por relajar los incesantes latidos de su agitado corazón, entonces lo vio.

A su derecha, en la oscuridad que reinaba en las profundidades de una pequeña callejuela, un par de brillantes ojos la observaban con atención.

Su corazón volvió a acelerarse mientras su piel se erizaba por el terror, retrocedió con lentitud y, por primera vez desde que inició su entrenamiento, cayó al suelo levantando una espesa nube de polvo. Su kimono7 se ensució, el nudo del obi8 se deshizo y sus zapatos cayeron de sus pies, aunque no le importaba, siguió retrocediendo presa del pánico. Hasta que esa cosa se movió.

Apenas pudo verlo. Ese par de ojos que brillaban con un intenso color rojo desaparecieron en la oscuridad para, segundos después, reaparecer justo frente a ella. Era un ser completo, expuesto bajo la cálida luz de los farolillos, pero no observó su cuerpo. Sus ojos estaban fijos en los de la bestia.

Permanecieron así varios minutos, completamente inmóviles, observándose mutuamente. Hasta que la geisha4 reaccionó.

Abandonó sus preciados zapatos y comenzó a correr por la calle todo lo deprisa que le permitieron sus piernas, sus calcetines (antes de un blanco inmaculado) no tardaron en ensuciarse, pero no le importaba. Corrió con desesperación mientras gritaba, suplicando ayuda a las casas, iluminadas por la suave luz de los faroles.

Corrió hasta adentrarse en la oscuridad del bosque.

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Responses

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  1. Me parece súper interesante todo lo que escribe está autora . Ya he leído otros libros y engancha a no parar de leer hasta el final.
    La intriga y el terror me gustan ,así que estoy segura que no dejará de sorprenderme .

  2. Este prólogo es un comienzo potente que logra captar la atención del lector de inmediato. Has creado un ambiente que mezcla lo cotidiano y lo ritual con lo inquietante de manera muy efectiva. La transición de la rutina diaria de Mahiro a un encuentro aterrador está bien construida y mantiene la tensión. Sería interesante profundizar aún más en la atmósfera de Kioto y en los detalles que rodean la vida de una geiko, para que el contraste con el horror sea aún más impactante. ¡Sigue adelante, tienes una historia cautivadora en proceso!

  3. Son las pequeñas cosas las que, opino, distinguen a un buen escritor de un gran escritor. Son pequeñas cosas como tener la originalidad de escribir “pero solo los grillos respondieron” en vez de usar un genérico como “pero nadie respondió”. Son pequeñas muestras de un genio en potencia que busca salir al mundo y ser leído. ¡Espero leer más!

  4. Buen prólogo, deseando seguir leyendo esta historia. La.narrativa hace que te enganches y quieras conocer más datos de la historia que cuenta

  5. Solo sabiendo de quien viene escrito este cachito, se sabe que viene de una muy buena escritora. Me encantó su libro anterior y estiy deseando de poder conseguir el siguiente.

  6. Me ha encantado y a la vez me ha dado un pelín de miedo pero tengo ganas de seguir leyendo….Un comienzo muy interesante, ha conseguido engancharme.

  7. El momento en donde comenzó a correr sin importarle su atuendo lo pude visualizar e imaginar-me con un nudo en la garganta como sus músculos se tensaban y la adrenalina activaba su ser. Tengo ganas de ver cómo sigue y qué yokai será el que va tras Mahiro